Historia

HISTORIA

Los primeros moradores de Tineo se remontan al período Achelense, pero es a partir del 4.000 a.c. cuando empieza su expansión con la cultura megalítica de la que existen numerosas muestras por todo el Concejo, en forma de monumentos funerarios.


Las excavaciones realizadas en el entorno de estos monumentos funerarios han permitido hallar numerosos objetos de la Edad de los Metales de la protohistoria local, como el Puñal de Tineo, depositado en el Museo Arqueológico de Asturias o el Hacha de Navelgas, actualmente en el British Museum.

Los doblamientos agrícolas dejaron rastros de su existencia, modos de vida y creencias, como es el caso del ídolo de la fertilidad de Las Paniciegas y los enterramientos dominicos de Baradal, Merillés y Folguerúa.

El concejo de Tineo es muy rico también en castros, poblados altos y fortificaciones correspondientes a la cultura pésica del último milenio antes de los romanos.

La romanización llegó de la mano de la búsqueda del oro, que se realizó sobre todo en las proximidades de Santiago Cerrado y Navelgas. Aunque antes de la conquista romana ya se explotaba el oro que arrastraban los ríos de la zona mediante la técnica del bateo.


Los romanos, mucho más ambiciosos, utilizaron el bateo como mera técnica de prospección para localizar los filones. Descubierto el yacimiento se construía una compleja red de canales y depósitos por los que el continuo discurrir del agua conseguía la extracción y lavado del mineral, llegando incluso a la destrucción completa de la montaña (ruina montium). Navelgas, Lavadoira, Santiago Cerrado y la zona conocida como Sierra del Ouro conservan restos de este sistema de explotación.

Además en la zona de Navelgas existen galerías subterráneas (auténticas minas) que probablemente se utilizarían también como técnica de prospección para determinar la ubicación del filón.

El pueblo suevo (409-781) anexiona Tineo y el antiguo territorio pésico al reino que acababan de fundar en Galicia. Quedan pocos rastros de este período, a pesar de que no es nada breve. Con la llegada de los árabes a Asturias, Tineo y la zona occidental se oscurece hasta la llegada del Reino Astur.

Es durante este reinado cuando se produce un hito histórico, la fundación del Monasterio de Obona, adjudicada en un documento de dudosa verosimilitud a Adelgaster, hijo de Silo, en el año 780. El dato más fiable sobre éste aparece a comienzos del siglo X, cuando la Iglesia recibe por donación real el domino de Obona y la mayor parte de los bienes y tierras tinetenses.
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Los documentos del siglo XI ya hablan de Tinegio como entidad poblacional, aunque no es hasta 1.222 cuando Alfonso IX, en Obona, le otorgó el carácter de puebla real y le dio los fueros y privilegios entre los que figuraba el mandato de que los que iban en peregrinación desde San Salvador de Oviedo hasta Santiago de Compostela pasasen en adelante por la población de Tineo y por Obona, sin que nadie se atreviese a desviarlos de ese camino. San Francisco de Tineo y San Miguel de Bárcena del Monasterio constituyen otros hitos importantes del Camino de Santiago en el Concejo de Tineo.

El destino y la suerte de este Concejo fluctuó de mano en mano de la nobleza durante los siglos XIV y XV, hasta que los Reyes Católicos lograron recuperársela a los Condes de Luna tras largos pleitos e integrarla en la Corona de Castilla junto con Cangas del Narcea, Ribadesella y Llanes, villas llamadas desde entonces Las Cuatro Sacadas.

En 1.518 se incorporó al escudo local la imagen de la cabeza del pirata argelino Barbarroja, a quien el tinetense García F. de la Plaza había dado muerte en tierra norte-africanas.

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